Caso Wallace (30 de marzo de 2015)

Hugo Alberto Wallace Miranda, presunta víctima de secuestro y homicidio. Foto: red
Hugo Alberto Wallace Miranda, presunta víctima de secuestro y homicidio. Foto: red

Fuente : Los Angeles Press

Hablar del Caso Wallace es tan complejo y oscuro como hablar de la desaparición y vida de Hugo Alberto Wallace Miranda, eje central del asunto, y del personaje de su madre, la controvertida señora Wallace. Detrás de la historia de su supuesto secuestro y asesinato ha sido constantemente denunciado por los acusados la existencia de una trama de complicidades, arbitrariedades, mentiras, contradicciones, corrupción, influyentismo, fabricación de pruebas y culpables, comisión de delitos y violaciones a los derechos humanos, entre las cuales destaca las alegaciones de actos de tortura física y psicológica.

La historia inicia la noche del 11 y 12 de julio de 2005, madrugada en que según las investigaciones personales de Isabel Miranda de Wallace, tuvo lugar el secuestro y cercenamiento de su hijo, crimen por el que a pesar de lo turbio del asunto se encuentran purgando condena cuatro personas ya sentenciadas y dos más que después de varios años aún están siendo juzgadas. Aunque se podría decir que gracias a nuestro sistema de impartición de justicia en transición en el que se supone debería predominar el principio a la presunción de inocencia, en la práctica estos últimos están pagando por adelantado la pena de un crimen que gallardamente han sostenido no haber cometido.

Autenticidad del acta de nacimiento de Hugo Alberto Miranda Torres. Foto: especial
Autenticidad del acta de nacimiento de Hugo Alberto Miranda Torres. Foto: especial

Dos actas de nacimiento auténticas
Hugo Alberto Wallace Miranda nació el 12 de octubre de 1969 en México, Distrito Federal. Sin embargo, información contenida en su primera acta de nacimiento constata que a su nacimiento fue registrado con el nombre de Hugo Alberto Miranda Torres y cuyo padre aparece asentado como Jacinto Miranda. No es sino hasta el año de 1975 que Hugo Alberto fue reconocido ante el registro civil como hijo de José Enrique del Socorro Wallace Díaz, actual esposo de María Isabel Miranda Torres, adquiriendo oficialmente su apellido paterno, lo que puede ser constatado en las actas de reconocimiento y nacimiento correspondientes. Aunado a los documentos anteriores, el acta de matrimonio de José Enrique del Socorro Wallace e Isabel Miranda Torres con fecha de registro 1978, nos reafirma que Hugo Alberto o bien no es hijo biológico de Enrique del Socorro o nació fuera del matrimonio a pesar de que en esa época éste último se encontraba aún casado con su primera esposa. Esta información hasta el momento ha sido ocultada a los medios de comunicación por Isabel Miranda Torres de Wallace y tampoco ha sido tomada en cuenta por las autoridades ministeriales y judiciales para la apertura de nuevas líneas de investigación sobre el caso.

Hugo Alberto y su gusto por las motocicletas. Foto: especial
Hugo Alberto y su gusto por las motocicletas. Foto: especial

De acuerdo a los testimonios de su círculo íntimo, Hugo Alberto era aficionado a las motocicletas y al fútbol americano, también bebía con frecuencia, utilizaba un lenguaje vulgar, estaba acostumbrado a la vida fácil y ligera; incluso Laura Domínguez, una de sus amigas cercanas, aseguró que desde los 17 años de edad vivía solo y en ocasiones solía desaparecer por varios días y semanas enteras, contrariamente a lo declarado en la denuncia hecha por su madre ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal cuando afirmó que no acudir un día a su oficina de trabajo no era un comportamiento normal en su hijo. A pesar de su precoz emancipación de su hogar, Rodolfo Munguía, amigo y trabajador de Hugo, aseguró que el susodicho mantenía una buena a relación con su madre.

Familia Wallace Miranda. Al centro: Hugo Alberto Wallace Miranda, a la izquierda: Isabel Miranda de Wallace, a la derecha: Enrique del Socorro Wallace. Foto: especial
Familia Wallace Miranda. Al centro: Hugo Alberto Wallace Miranda, a la izquierda: Isabel Miranda de Wallace, a la derecha: Enrique del Socorro Wallace. Foto: especial

El vínculo íntimo con cierto tono de complicidad existente en el seno de la familia Wallace Miranda se puede constatar al verificar el historial laboral de sus integrantes, quienes además de ser sus parientes forman parte de su medio empresarial y político. Así por ejemplo, su hermana Guadalupe Miranda trabaja para su empresa de publicidad denominada SHOWCASE, su sobrina Mónica Miranda Mondragón trabaja para la Comisión Nacional de Derechos Humanos anteriormente presidida por Raúl Plascencia y de quien se sabe fue apoyado por la bancada panista, su sobrino Andrés Sánchez Miranda que al igual que ella milita para el Partido de Acción Nacional del que de forma polémica un día fuera candidata a la jefatura del gobierno del Distrito Federal y su hermano Roberto Miranda Torres, quien siempre la ha acompañado a las diligencias sobre el proceso del supuesto secuestro y asesinato de su hijo, además la representa legalmente.

En el aspecto laboral, es bien sabido que Hugo Wallace trabajaba para la compañía publicitaria Show Case, negocio familiar que le dejaba aproximadamente una ganancia neta mensual de 15 millones de pesos, además de ser el dueño de otras empresas de ramos diferentes entre sí tales como una fumigadora denominada Rochbuster, una tienda de accesorios para motociclismo denominada DejaVu y un equipo de fútbol americano de nombre Escorpiones. Así mismo, Hugo Wallace se desempeñó como maestro de inglés en el Colegio Aztlán, también propiedad de su madre.

En el ámbito amoroso, las relaciones conyugales de Hugo Wallace eran más bien efímeras y carentes de compromiso, divorciado y con una hija, en tan solo un año había tenido tres novias, dejando embarazada a una de ellas de nombre Vanessa Bárcenas, antigua alumna suya que conoció cuando ella apenas tenía siete años de edad y fue su novia del periodo comprendido entre abril y octubre de 2004, quien pese a estar esperando un hijo suyo decidió terminar su relación debido a que no le gustaba su estilo de vida y porque según sus palabras: “Hugo Wallace no quería establecer una relación formal”.

Según la versión de los hechos sostenida por la señora Wallace, el día de su misteriosa desaparición Hugo Wallace había ido al cine con Juana Hilda, la supuesta enganchadora. En ese entonces tenía una relación con su novia de nombre Geazul, quien incluso tenía acceso a su hogar de acuerdo a los testimonios de Neri Mandujano, sirvienta de Hugo, no obstante eso no le impidió salir con otra mujer. Consecuentemente, esa madrugada se consumaría el supuesto secuestro y asesinato de Hugo Alberto Wallace (de acuerdo a la versión de la señora Wallace) del que se acusa a Jacobo Tagle Dobin, Juana Hilda González Lomelí, César Freyre Morales, los hermanos Alberto y Tony Castillo y Brenda Quevedo Cruz, en este mismo orden de ideas.

¿Sabía Hugo Wallace que se acercaba su desaparición?

Camioneta propiedad de Hugo Walalce antes de su supuesta desaparición. Foto: detalle del videodocumental El caso Wallace
Camioneta propiedad de Hugo Walalce antes de su supuesta desaparición. Foto: detalle del videodocumental El caso Wallace

Antes de su supuesta desaparición Hugo Wallace compró una camioneta blindada para su protección, poseía armas de fuego y contrató los servicios de un electricista de nombre Rodolfo Munguía, quien a la postre se volvería uno de sus amigos, para la instalación de cámaras de seguridad en su residencia. Así se desprende de los testimonios del propio Rodolfo y de su ex novia Vanessa Bárcenas Díaz, quienes respecto a estos puntos señalaron:

“Me comentó que había comprado la camioneta Cherokee blindada por seguridad de él, comentándome que si alguien se le cerraba, con la camioneta se abría paso y nada pasaría” (Rodolfo Munguía, declaración de 18 de noviembre de 2005 ante el Ministerio Público Federal adscrito a la SIEDO).
“Quiero dejar asentado, que cuando era novia de Hugo Alberto (de abril a octubre del año 2004), éste me comentó que en alguna ocasión había sufrido un intento de secuestro, sin darme más detalles, sólo me recomendó que me cuidara porque a través de mí lo podrían dañar, inclusive fue por ese motivo que se compró la camioneta Cherokee blindada” (Vanessa Bárcenas Díaz, declaración del 15 de noviembre de 2005 ante el Ministerio Público Federal adscrito a la SIEDO).

En cuanto a las armas de fuego, la sirvienta de Hugo Wallace, Isabel Nery Mandujano, declaró que el 11 de julio, a tan sólo 30 minutos después de la última vez que escuchó a Hugo Wallace, entró Geazul, en esa época novia de Hugo, diciéndole que éste estaba desaparecido y que no se había llevado sus tres pistolas. Así lo constató ante las autoridades:

“El último día que vio a Hugo, fue el lunes 11 de julio de 2005…durante la cena escuchó que Hugo recibió una llamada telefónica, después éste se retiró a su recámara; como media hora después, escuchó que abrieron la puerta principal de la casa escuchó que se retiró un vehículo, al colgar escuchó que alguien entró percatándose que era Geazul novia de Hugo, quien iba llorosa, preguntándole por Hugo, que le dijo que éste estaba desaparecido, que ésta subió a la recámara donde buscó recibos telefónicos, agendas o papeles con números de teléfonos, pero no encontró nada, también habló por teléfono preguntando si habían encontrado la camioneta Cherokee blindada, después buscó en los cajones que estaban arriba del closet, escuchando que decía aquí están las pistolas, no se las llevó, mostrándole como tres pistolas” (Isabel Neri Lujano, declaración de 14 de noviembre de 2005, ante el Ministerio Público de la Federación adscrito a la SIEDO).

Otro de los testimonios que constatan el comportamiento paranoico de Hugo Alberto Wallace es el de Rodolfo Munguía López. Según el susodicho, la última vez que lo vio fue en su oficina de Calzada de las Brujas entre la semana comprendida del 4 al 8 de julio de 2005, una semana antes de su misteriosa desaparición, a fin de acordar los últimos detalles para la instalación de las cámaras de circuito cerrado en su hogar.

“Dentro de los trabajos que hice para Hugo Alberto, instalé unas cámaras de circuito cerrado dentro de la casa…pero estas cámaras únicamente transmitían imágenes, pero no quedaban grabadas, ya que este trabajo de grabación estaba destinado para otra etapa de trabajo, lo cual ya no se realizó debido a que el día 12 de julio de 2005, ya no le permitieron a su empleado el acceso a la casa… sin referirnos el motivo.” (Rodolfo Munguía, declaración de 18 de noviembre de 2005 ante el Ministerio Público de la Federación adscrito a la SIEDO).

Cabe señalar que Munguía mencionó que en una ocasión Hugo Wallace le comentó que también quería instalar cámaras afuera de su casa para corroborar que la persona que se identificaba como tal era la misma, ya que su ex novia Vanessa en algunas ocasiones accedió a su residencia dando nombres falsos.

Ficha signalética de Hugo por contrabando. Foto: red
Ficha signalética de Hugo por contrabando. Foto: red

Los antecedentes penales de Hugo Alberto Wallace Miranda

A principios del año 2006 en entrevista con Ciro Gómez Leyva para Radio Fórmula José Luis Moya, investigador en asuntos de corrupción y transparencia, reveló que Laura Domínguez, amiga íntima y vecina de Hugo Alberto Wallace, fue testigo de cómo llegaron patrullas y helicópteros a su casa. A palabras de Moya:

“Ese día algo raro sucedió, la señora Wallace intervino y salió Hugo librado de ese asunto”.

En este mismo sentido, consta en autos la declaración de la ex novia de Hugo Wallace, Vanessa Bárcenas, quien ante la autoridad señaló:

“También me comentó que en alguna ocasión lo buscaban para detenerlo por narcotráfico, aduciendo que era debido a una ropa que le enviaban, sin saber de dónde, y que las personas que le mandaban la ropa algo habían hecho, y Hugo Alberto me comentó que eso era como narcotráfico, y que por ese motivo estuvo huyendo por varios estados del país, no me dio más detalles de esto, ni yo se los pregunté, pero me dijo que ya se había retirado de todo eso y que lo había hecho por mí” (Vanessa Bárcenas Díaz, declaración de 15 de noviembre de 2005 ante el Ministerio Público Federal adscrito a la SIEDO).

Posteriormente, durante la misma entrevista Luis Moya reveló la ficha signalética de Hugo Alberto Wallace en donde se señala que había sido detenido en el aeropuerto por el delito de contrabando en el año 2001. El investigador agregó; pese a que el contrabando es un delito del fuero federal pasó al Distrito Federal “ya que a veces la PGJDF tenía la obligación de detenerlos”.

Antecedentes penales de Hugo Alberto Wallace por contrabando.

Al respecto, en el año 2006, el diario mexicano El Universal publicó que a partir de esa ficha, la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal abrió una línea de investigación sobre la posible relación de negocios entre la víctima y sus plagiarios. La nota señala que el documento obra en el Juzgado Séptimo de Distrito Penal, radicado con la partida 00196/2001 el 8 de mayo de ese año (2001). Además, la nota agrega:

“La ficha forma parte de un paquete de documentos enviados de manera anónima a la PGJDF, donde también se puede ver una fotografía en la que aparece Hugo Alberto Wallace, acompañado de Jacobo Tagle Dobin y César Freyre”.

Por último, en la misma nota se menciona que fuentes de la dependencia aseguraron que la documentación se entregará a la Subprocuraduría de Investigación en Delincuencia Organizada de la Procuraduría General de la República.
A pesar de que ese delito es del fuero federal y que tuvo lugar en el año 2001, en ese entonces fuentes de la PGR manifestaron a ese medio periodístico que no existe averiguación alguna en contra de Hugo Wallace y que es la PGJDF la que tiene el registro. Cabe señalar que hasta la fecha no se tiene conocimiento de ninguna pesquisa abierta en su contra pese a que esa nota data del año 2006.
Por último, en la nota también se menciona que la señora Wallace negó la veracidad de la ficha, además aseguró que se trata de un fotomontaje a fin de dañar a su familia:

“quieren confundir a la opinión pública, esa gente está mal informada, es totalmente falso ese documento y yo procederé penalmente”.

Sin embargo, en la PGJDF afirmaron que la documentación existe en sus archivos. Cabe señalar que en el año 2008 durante el proceso de extradición de Brenda Quevedo Cruz (uan de las acusadas del falso secuestro) el juez Ashman de la Corte de Distrito de Chicago Illinois, solicitó a su madre los antecedentes penales de Hugo Alberto Wallace, quien a pesar de la existencia de estos en el registro de la PGJDF declaró que su hijo no contaba con antecedentes y presentó un documento falsificado y expedido por el Gobierno del Distrito Federal.

La relación entre la víctima y sus supuestos plagiarios

Hugo Alberto Wallace (der) junto a Jacobo Tagle Dobín (izq).
Hugo Alberto Wallace (der) junto a Jacobo Tagle Dobín (izq).

En diversas ocasiones, la señora Wallace ha declarado ante los medios de comunicación que a su hijo le gustaban las motocicletas, inclusive existe el testimonio de Vanessa Bárcenas que confirma que Hugo Wallace era propietario de dos motocicletas Harley Davidson. En un inicio, la señora Wallace señaló que su hijo conoció a Jacobo Tagle de la venta de un predio propiedad de su familia, que por cierto en el año 2006 a aquella le fue incautada en su totalidad por mandato del Ministerio Público Federal. Sin embargo, en la entrevista con Ciro Gómez al verse confrontada por Luis Moya con la fotografía en la que Hugo Wallace aparece junto a Jacobo Tagle, la señora Wallace mencionó que éste se infiltró en el círculo de amigos de Hugo Wallace dado que a su hijo le gustaban las motos. En este tenor, la señora Wallace relata que Hugo Wallace conoció a Pedro David Tagle Molho, padre de Jacobo, en una caravana de motocicletas y es de esta manera que supuestamente estableció contacto con Jacobo Tagle. Además, durante dicha entrevista señaló desconocer si su hijo conocía a César Freyre, a pesar de que como obra en autos previamente había manifestado la existencia de una relación entre ambos.

“Posteriormente mi hijo tuvo contacto con el Sr. César Freyre Morales, ya que Hugo Alberto en repetidas ocasiones acudió a este lugar (el taller de César)…” Declaración de Isabel Miranda de Wallace de 13 de enero de 2006.

Al respecto, vale la pena remitirnos a lo declarado por el propio Jacobo Tagle en su declaración ministerial del 6 de diciembre de 2010, que si bien es cierto luego no fue ratificada porque alegó que había sido torturado, en la misma señala que su padre, César Freyre y él conocieron a Hugo Wallace en el año 2000 en el área de café de un club de motocicletas en México, Distrito Federal. Posteriormente, señala que en el año 2002 surgió una relación de negocios entre su padre y Hugo Wallace que concluyó con la venta de la porción de terreno arrendada para la instalación de uno de los anuncios de su negocio SHOWCASE. Incluso, Jacobo afirma que tras la muerte de su padre en el año 2003, Hugo Wallace le prestó dinero para su entierro.

Al igual que Hugo Wallace, César Freyre, uno de los inculpados en su supuesto secuestro, también tenía una motocicleta Harley Davidson y formaba parte de un exclusivo grupo de motociclistas. Así lo señaló Alberto Castillo en su declaración de 8 de marzo de 2006:

“En cuanto a César Freyre, el círculo en el que se desenvolvía es el de los “chopers”, es decir el de las motocicletas Harley-Davidson, pero este círculo es muy cerrado porque no todos pueden entrar a él… en ese grupo había muchos chavos como para acordarse de ellos, y ni mi hermano Tony ni yo formábamos parte de ese grupo…” (Alberto Castillo, declaración de 8 de marzo de 2006 ante el Ministerio Público Federal adscrito a la SIEDO).

Además en la misma declaración también manifestó:

“…De las ocasiones en que salí con César Freyre y su círculo, nunca escuché el nombre de Hugo Wallace Miranda, ni las palabras, “secuestro”, “levantar”, “casa de seguridad”, “negociación”, “950 mil dólares”, “pago” ni “rescate”, lo que escuchaba es que entre los integrantes de ese grupo mencionaban que habían hecho algún negocio y generalmente se referían a compraventa de automóviles o motocicletas…”.

Es interesante lo mencionado por Alberto Castillo relativo a la venta de motocicletas, ya que en el libro “El Caso Wallace” del autor Martín Moreno y cuyo prólogo es de la propia Isabel Miranda de Wallace, se señala que Hugo Alberto conoció a Ricardo Trevedan, ex socio de César Freyre, a través de la venta de una motocicleta.

“Hugo solía visitar Pericoapa… Junto al estacionamiento hay una fila de auto boutiques que venden accesorios y partes para todo tipo de vehículos, incluyendo motocicletas. En uno de esos locales Hugo conoció a Ricardo Trevedan, y le vendió una moto Harley Davidson… Conservaron la relación. Trevedan invitó a Hugo a celebrar su cumpleaños en su local de Pericoapa. En ese momento marcó la vida de Wallace Miranda, pues conoció a quien sería su verdugo: César Freyre”.

Según el testimonio de Tony Castillo, desde 1999, César Freyre y Ricardo Trevedan eran socios de una auto-boutique en Pericoapa. Tony Castillo señala que volvió a ver a César Freyre a mediados del año 2001, quien le comentó que ya habían traspasado el negocio y que Ricardo Trevedan estaba viviendo en los Cabos San Lucas, Baja California Sur. Según el propio Tony Castillo en el año 2004, César le pidió que se trasladara a los Cabos para reclamar el cuerpo de su hermano de nombre Jonathan que había sido asesinado por su ex socio Ricardo Trevedan. En ese mismo incidente, Jael Malagon Uscanga, amigo de César Freyre y otra de las personas acusadas por la señora Wallace de ser un secuestrador y de formar parte de la banda delictiva, perdió su ojo izquierdo en la balacera. Por último, Tony afirmó desconocer los motivos del asesinato del hermano de César Freyre.

A pesar de que el investigador Luis Moya declaró el 7 de febrero de 2007 ante la SIEDO que César Freyre y Jacobo Tagle Dobín eran amigos, acompañantes y suministradores de drogas y mujeres, así como sus guardaespaldas, hasta la fecha la PGR no ha abierto una nueva línea de investigación para esclarecer el tipo de vínculo y su relación con otras posibles causales de su desaparición, a parte de la versión del secuestro y asesinato tercamente sostenida por la señora Wallace.

¿Hugo Wallace vivo o muerto?

La controversia de Hugo Wallace viviendo en la clandestinidad surgió desde el inicio de la mediatización de la historia del “Caso Wallace”. A inicios del año 2006 José Luis Moya en entrevista con Ciro Gómez Leyva abrió el debate sobre la posibilidad de que Hugo Wallace luego de su desaparición aún estuviera con vida. En dicha entrevista Luis Moya, quien por solicitud de Laura Domínguez Santillán, amiga íntima y vecina de Hugo Alberto, colaboró con la señora Wallace en las investigaciones preliminares para dar con el paradero de su hijo, aseguró haber hecho llegar a altos funcionarios de la PGR un paquete de documentos, que también eran constitutivos de delitos, los cuales podrían dar con Hugo Wallace “tanto vivo como muerto”. En esa misma entrevista, la señora Wallace entró al aire para negar todo lo manifestado por Luis Moya y Laura Domínguez, incluso durante la transmisión en directo lo acusó de haberla tratado de extorsionar por la cantidad de 200,000 dólares para no revelar la existencia de los antecedentes penales de su hijo.

Consecuentemente, el 7 de febrero de 2007 Luis Moya fue citado a declarar ante la SIEDO por una denuncia interpuesta, dos meses después de la entrevista, por la señora Wallace en relación a un supuesto intento de extorsión y difamación. En dicha declaración Moya reveló ante dichas autoridades información delicada que al día siguiente difundió ante el mismo Ciro Gómez en Radio Fórmula señalando que Laura Domínguez mantenía contacto con el desaparecido, además, de que después de su supuesta muerte se reunió en una ocasión con él y supuestamente le comentó que no vivía en México, ya que era un testigo protegido de la INTERPOL. Por último, Luis Moya alega que la PGR ha ignorado sus declaraciones a pesar de contar con elementos para probar que Hugo Wallace está vivo.

De igual modo, Anabel Hernández, escritora y periodista, plantea la posibilidad de que Hugo Wallace esté vivo. La periodista señala que en el expediente existen pruebas para sostener esta afirmación. Entre esas pruebas se encuentran una llamada telefónica, una gota de sangre (de la que se hablará con más detalle en otro artículo) y un estado de cuenta de Hugo Alberto Wallace.

En cuanto a la llamada, la madrugada del 1 de noviembre de 2005, tres meses después del supuesto secuestro y asesinato, Jorge García Sepúlveda afirma haber recibido una llamada a su teléfono celular, la cual quedó registrada en su servicio de mensajería vocal, con el siguiente mensaje:

“Qué onda, mira ando hasta la madre guey, ya sé que te fallé, pero me vale verga, qué…, aquí puto, qué onda guey, mírame aquí pisteando guey, me vale verga, sabes qué guey, sabes quién me jugó…” (Rodolfo Munguía, declaración de dieciocho de noviembre de 2005 ante el Ministerio Público de la Federación adscrito a la SIEDO).

La grabación fue presentada a varios testigos que llamaron a declarar durante el mes de noviembre de 2005 ante el Ministerio Público de la Federación adscrito a la SIEDO. Los testigos son Carlos Colorado Martínez, Rodolfo Munguía López (amigo), Isabel Neri Lujano (ama de llaves) y Vanessa Bárcenas Díaz (ex novia), los cuatro afirmaron que la voz que se escucha en el correo de voz dejado en el teléfono de Jorge García es efectivamente la voz de Hugo Wallace. Incluso, el propio Jorge García señaló que en varias ocasiones recibió llamadas en donde se le preguntó si conocía o trabajaba para una persona llamada Wallace.

Respecto al estado de cuenta de una tarjeta de crédito a nombre de Hugo Alberto Wallace, con fecha de corte de 26 de julio de 2005, la misma fue usada el 20 de julio de 2005 (nueve días después de la muerte de Hugo Alberto), con cargos que superaron los 12,000 pesos, para pagar una comida en el restaurante “Los Arcos” y para diversas compras en Liverpool de Perisur en la Ciudad de México. Sin embargo, ni la señora Wallace ni la PGR pidieron los videos para ver quien usó la tarjeta ni tampoco se abrió ninguna línea de investigación al respecto.
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Posteriormente, el 31 de Mayo de 2014 a raíz de la salida a la luz de un reportaje en la revista Proceso y Los Ángeles Press en donde se reveló la existencia de una segunda acta de nacimiento, auténtica como la primera, que hasta el momento era desconocida para el público y que el investigador Luis Moya ya había señalado su existencia en declaraciones judiciales desde el año 2007, se revivió la polémica sobre la posibilidad de que Hugo Wallace viva en la clandestinidad. Además, en dichas investigaciones también se reveló la existencia de un CURP con el nombre de Hugo Alberto Miranda Torres, nombre con el que aparece registrado en su primera acta de nacimiento, que había sido tramitado el 24 de febrero del año 2010, cinco años después de su supuesto asesinato, y cuya autenticidad fue corroborada por la Secretaría de Gobernación. Cabe señalar que Anabel Hernández denunció intimidación y represalias en su contra por parte de la PGR, “a petición de la señora Wallace”, autoridad que abrió una averiguación en su contra luego de haber dado a luz en su reportaje la existencia de tales documentos.

Conclusión
De lo expresado en los párrafos anteriores podemos concluir que existe suficiente evidencia y testimonios para dudar de la autenticidad y veracidad de la versión sostenida por la señora Isabel Miranda de Wallace y el Ministerio Público Federal sobre el supuesto secuestro y asesinato de Hugo Alberto Wallace la madrugada del 12 de julio de 2005. Asimismo, las alegaciones de falsedad en las declaraciones de la acusación y testigos y la simulación de pruebas, aunado a las acusaciones de violaciones a los derechos humanos hechas por los acusados, así como la impunidad y la fabricación de culpables imperante en nuestro sistema de procuración de justicia, nos hacen dudar aún más de los dichos de las autoridades y de la propia señora Wallace.

Los documentos e información revelados por periodistas e investigadores en los distintos medios de comunicación sugieren que Hugo Wallace vive oculto en la clandestinidad probablemente bajo otra identidad. Sin embargo, por el momento no se cuenta con pruebas contundentes para confirmar esta versión. No obstante, la realidad es que por tales revelaciones periodistas y abogados han sido víctimas de represalias por parte de la señora Wallace y la PGR. Lo que es un hecho es que Hugo Alberto no era un ciudadano modelo; acusaciones de contrabando que pesaban en su contra y declaraciones sobre su persona proveídas por su círculo íntimo comprueban lo contrario. Además, las amistades peligrosas, el estilo de vida de excesos y el turbio pasado de Hugo Wallace, son factores a tenerse en cuenta a la hora de hacerse un juicio sobre el caso.

Finalmente, existe la clara intención por parte de las autoridades ministeriales de esconder y manipular la verdadera historia que hay detrás de “El Caso Wallace” y mientras no exista voluntad del Estado por abrir nuevas líneas de investigación sobre la desaparición de Hugo Alberto Wallace, el caso permanecerá en un enigma para la sociedad y la justicia mexicana; una sociedad acostumbrada a la maquinación y orquestación de montajes mediáticos en donde personas inocentes son exhibidas como criminales y se encuentran en nuestras prisiones purgando condenas injustas.

* El autor es defensor de derechos humanos. Director de la Asociación contra la Fábrica de Culpables (AFCDDH). Colaborador del blog de Buho Legal. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Nuevo León con la tesis: ”La absolución de Florence Cassez es un precedente positivo para el mejoramiento del debido proceso en México”. Intercambio Académico en la Universidad de Montreal (2009).

Reportajes sobre el Caso Wallace en Los Ángeles Press
Primera Parte: Hugo Alberto Wallace, con rastros de vida pese a su madre
Segunda Parte: Pruebas y testigos contra el caso Wallace.
Tercera Parte: La simulación del secuestro Wallace.
Cuarta Parte: Isabel Miranda de Wallace, verdugo de Tagle.
Quinta Parte: La tortura de César Freyre y la muerte de su hermana.
Sexta Parte: Miranda reconoció ante sentenciado que no era culpable.