Fuente: La Silla Rota
Autor: Paris Alejandro Salazar
El 7 de marzo de 2016
Mujeres que luchan por justicia en el Edomex
La vida de Cinthya y su familia cambió radicalmente cuando fueron acusadas de pertenecer a una célula de Los Caballeros Templarios
“¿De qué cártel quieres ser?” le preguntó burlonamente un policía ministerial a Cinthya, antes de presentarla junto a otras personas a los medios de comunicación como integrante de una organización criminal. El mismo elemento de seguridad le dio opciones: “Los Zetas, La Familia Michoacana o Los Caballeros Templarios”. Ella no respondió.
Esta escena se la platicó Cinthya a su hermana Alejandra una vez que le permitieron comunicarse con un familiar, cuando la procuraduría mexiquense ya había dicho que era una presunta integrante de una célula del cártel de Los Caballeros Templarios con operaciones en el municipio de Ixtapaluca y Chalco. De acuerdo con las autoridades, Cinthya fue detenida mientras recibía el pago de un secuestro.
La vida de la familia Cantú cambió radicalmente en el momento que policías encapuchados irrumpieron en el domicilio de Cinthya en Ixtapaluca, la detuvieron con una amiga y dos menores de edad.
En el camino por demostrar la inocencia de Cinthya, su madre Patricia Muñoz, una profesora de primaria, fue asesinada. El crimen no ha sido esclarecido.
Alejandra y su otra hermana, Dulce, luchan desde hace más de tres años por justicia para su hermana Cinthya y su mamá Patricia. Mujeres buscando justicia para otras mujeres.
El momento equivocado
Por un problema personal, Cinthya recibió en su casa en Héroes de Ixtapaluca a su amiga Iztel Rubí Martínez y sus dos hijos. Tres meses después, la noche del 8 de noviembre de 2012, un grupo de policías ministeriales irrumpieron y allanaron su domicilio, sacaron a las dos mujeres y a tres menores de edad.
No había delito flagrante, ni ordenamiento judicial para detener a Cinthya.
“Al día siguiente me llaman los vecinos (de Cinthya) y me dicen que llegaron hombres encapuchados con armas largas, que sacaron a mi hermana, a mi sobrino, a los tres menores y a su amiga de ahí, no sabíamos nada, las fuimos a buscar a varias partes, pero no la encontramos, levantamos un reporte en Locatel”, relató Alejandra Cantú en entrevista con La Silla Rota.
“Mi sobrino (entonces de 13 años) y a sus dos amigos igualmente fueron torturados, les pegaron, pero al comprobar que eran menores de edad, los dejaron en libertad, fue así como mi sobrino nos dijo que los estaban acusando de secuestro, que les habían tomado fotos”, señaló.
Alejandra recordó que su sobrino presentaba marcas en el cuerpo y les contó que se los habían llevado a una casa, los golpearon y amarraron con unos “cinchos”.
“No la podíamos encontrar hasta el día siguiente, ya se los había llevado a la fiscalía antisecuestros en Ciudad Nezahualcóyotl, cuando llegamos ya los habían trasladado a Toluca, y al llegar a Toluca me dicen que ahí no están, que fuera a buscar a las casas de arraigo que están fuera cerca de ahí, pero sólo era para distraernos porque al momento en el que llegamos ya los estaban presentando ante los medios de comunicación”, narró Alejandra.
Los policías estatales encapuchados que sometían al hijo de Cinthya, la amenazaron que si no aceptaba que pertenecía a Los Caballeros Templarios, violarían al menor frente a ella.
“A mi hermana la hicieron firmar bajo presión, le dijeron ‘si no declaras que eres culpable aquí mismo violo a tu hijo y los mato enfrente de ti’, mi hermana frente a esa amenaza aceptó y firmó su confesión”, aseguró Alejandra.
En conferencia de prensa, el 10 de noviembre –dos días después de la detención-, el entonces procurador mexiquense, Miguel Ángel Contreras Nieto, presentó a 10 personas –cinco hombres y cinco mujeres- como integrantes de Los Caballeros Templarios, acusados de tres secuestros y dos homicidios. Entre los detenidos estaba Cinthya Cantú.
La trasladaron al Centro de Readaptación Social Chalco Mixquic. Las autoridades la señalaron como la persona que recibió el dinero del rescate cerca de una gasolinera: una camioneta 1992, un minicomponente y una pantalla. Ese botín sería repartido entre supuestamente entre los 10 integrantes de la banda.
La familia Cantú comenzó a indagar por qué Cinthya habría sido implicada como integrante de Los Caballeros Templarios. La respuesta fue su amiga y compañera de trabajo Itzel Rubí, quien era pareja de un presunto secuestrador.
“Nos empezamos a preguntar, si mi hermana trabajaba, estaba con su hijo, cómo era posible, no entendíamos la situación. Lo que pasó es que la chica que tenía viviendo con ella, por así decirlo, tenía malas amistades, sabían dónde vivía y llegaron por ella, pero estaba con mi hermana y mi sobrino”, explicó Alejandra.
“Ella (Itzel Rubí) era novia de uno que se supone que es secuestrador”, reconoció Alejandra, y agregó que “mi hermana estaba en el lugar equivocado”.
La señora Patricia inició la lucha para demostrar la inocencia de su hija. Empezó a reunir pruebas, una de ellas demostrar que Cinthya fue detenida en su casa y no en la gasolinera cobrando el rescate. Buscó a vecinos que testificaran que el domicilio fue allanado y que su hija fue sacada del ese lugar.
“Los ministeriales alegan que jamás pisaron los Héroes Ixtapaluca, que a ella (Cinthya) la agarraron cobrando el rescate, y eso no es cierto, ya que me enteré de que la detuvieron por los vecinos que me llamaron por teléfono, quienes ya no quieren declarar por miedo”, explicó.
En las diligencias, la víctima de secuestro -un hombre de 55 años- no reconoció a Cinthya como una de las personas que participó en el delito.
“En todo el proceso (más de tres años) el supuesto secuestrado no reconoce para nada a mi hermana, a los demás a algunos sí los reconoció, dijo ‘a la señora (Cinthya) no la reconozco ni por voz ni físicamente’, nada”, apuntó Alejandra.
Crimen sin castigo
Tras la negativa de los vecinos a rendir testimonios, la señora Patricia y Alejandra, buscaron la gasolinera y la calle donde la procuraduría mexiquense señaló que fue detenida Cinthya tras cobrar el dinero del secuestro. El lugar señalado por las autoridades mexiquenses como el punto donde fue detenida en flagrancia no existe.
Eso fue un gran hallazgo para la familia Cantú, pero llegaría una tragedia. El 4 de marzo de 2013, la señora Patricia fue asesinada después de salir de su trabajo en Ixtapaluca.
“Mi mamá era maestra, saliendo de la escuela a una cuadra, le disparan. Eran aproximadamente las 4 de la tarde, se comunicaron conmigo del hospital, porque mi mamá no falleció en el lugar, ella recibió seis impactos de bala. Todo apuntaba a que nos querían callar por así decirlo, por parte del gobierno. Ya nos estaban investigando en redes sociales”, expuso Alejandra, lo que retrasó la presentación de la prueba.
Señaló que “una de las pruebas que íbamos a presentar cuando pasó lo de mi mamá, era que el lugar que la policía mencionaba (el punto de pago del rescate) no existe. Mencionan una calle con ciertas características, nosotros fuimos a ver y la calle no existe, esa prueba ya se iba a presentar con el Ministerio Público, que de hecho ya la había aceptado, pero pasó lo de mi mamá y ya no pudimos hacer nada”.
La procuraduría abrió una averiguación previa por el homicidio doloso, la cual no presenta avances a tres años. La señora Patricia murió exigiendo justicia para Cinthya.
“Investigaron a mi mamá, sus números telefónicos, nos preguntaron ‘si tenía algún amante, algún enemigo, cosas así’, igual a nosotras, fuimos investigadas y no encontraron nada, entonces creemos que es por parte del gobierno”, afirma.
En el asesinato de su mamá, Alejandra señala que hay irregularidades que impiden el acceso a la justicia, entre ellos la cámara de video vigilancia cercana a la escena del crimen, la cual falló justo en el momento del ataque.
“De mi mamá supuestamente han estado investigando lo de la cámara, que graba cuando mi mamá va caminando por la acera, le disparan y en ese momento se queda pasmada la cámara, y se vuelve a componer la cámara hasta que se la llevan en la ambulancia. Ella alcanzó a decir la motoneta en la que iban los dos muchachos que le dispararon”, relató,
Un elemento adicional sumaría a las sospechas de Alejandra, las autoridades del estado de México llegaron al velorio de su mamá para cubrir todos los gastos sin mediar en documentación o trámites.
“Cuando falleció mi mamá, se presentaron en el velorio, no sé cómo supieron donde la íbamos a velar, de parte del gobierno del Estado de México, nos pagaron lo que habíamos gastado del funeral, nos dijeron: cuánto fue, danos la factura, ten el dinero. No tuvimos que ningún proceso, nada, entonces todavía nos da más qué pensar”, contó para La Silla Rota.
Justicia para dos mujeres
Alejandra y Dulce han luchado los tres últimos años para exigir justicia para su hermana Cinthya y su mamá Patricia. En dos semanas (22 de marzo) se le dictará sentencia a Cinthya (Causa 104/2013).
“Hemos vendido todo lo que tenemos, hemos empeñado todo, ya no tenemos nada que vender, es un desgate físico y económico” para llevar el juicio. Con el poco dinero han intentado contratar un abogado particular, pero la mayoría se han negado a llevar el caso.
“Mi mamá era la de mayores ingresos en ese tiempo para pagar abogado particular, de hecho, los abogados particulares, después de lo que pasó con mi mamá ya no quisieron tomar el caso. Ahorita mi hermana tiene abogado de oficio, para los alegatos finales le contratamos un abogado particular”, reconoció con tristeza.
La Association Canadienne pour le Droit et la Vérité (Asociación Canadiense por el Derecho y la Verdad) ha acompañado a las hermanas Cantú.
Alejandra permanece optimista y piensa que el fallo le regresará la libertad a Cinthya, “queremos que se haga justicia, de hecho, muchos nos han dicho que es imposible que el juez dicte que va a salir por la magnitud del asunto”.
Los gastos de la familia Cantú recaen en Alejandra y Dulce, quienes después del trabajo se entregan a buscar justicia para Cinthya y Patricia, como desde hace tres años.