Caso Victor Alfonso Galindo Valencia (30 abril 2020)

Testimonio de la víctima:

Mi nombre es Víctor, tengo 30 años de edad. La Justicia colombiana, me condenó a 60 años de prisión cuando era un joven de 19 años, he transcurido 11 años de vida privado de la libertad, por arbitrariedades de las autoridades judiciales, pues me juzgaron por una gran cantidad de delitos graves, sin tener tesis de fondo, desechando juicios y legitimaciones a mi favor, con el único de propósito ostentar ejemplo de justicia; justicia con un joven de 19 años nacido en un pueblo llamado “la Mesa” del departamento de Cundinamarca del territorio colombiano, con madre 48 años y padre 53 años. Lugar donde desarrollo estudios básicos, hasta cumplir la mayoría de edad (18 años); con sueños y metas claras, estudiar para ser un profesional.

 

Sin embargo, y sin importar cuál sea la condición de los jóvenes más necesitados, al Estado Colombiano solo le interesa reclutarlos y armarlos, con el fin de ampliar su fuerza militar, y no invertir en apoyos económicos para estudios y formaciones de profesionales de la población más necesitada; este fue mí caso, al no tener alternativas para estudiar y en las famosas batidas o detenciones arbitrarias con fines de reclutamiento por parte de las fuerzas militares del Estado colombiano, me reclutó para tal fin, prestar el servicio militar obligatorio, despojándome del seno de mi familia, alejándome de mi pueblo natal, obligándome a emplear armas de fuego e instruyéndome en el uso de ellas.

 

La Justicia colombiana actuó de manera despótica, utilizando los medios investigativos a su conveniencia, manipularon testigos, acomodaron pruebas, descartaron tesis que demostraban mi inocencia tanto el a-quo como el ente acusador, demostrado la falta de garantías y de defensa que se presenta en el Estado colombiano, Estado que se hace llamar en su artículo primero de la Constitución Política “Estado Social de Derecho”, la dura verdad y realidad es que es un Estado fallido, en el cual las leyes que se están creando están apartadas de la protección de los Derechos Humanos, y las autoridades desglosan las normatividades a su antojo; por lo que, un joven de estrato bajo nunca podrá pelear con un sistema judicial arbitrario y déspota que imparte justica de forma injusta.

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